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Deben informarse, conocer, asistir a cursos, seminarios y charlas, etc., que enfoquen y/o desenmascaren estos temas.
Esta es la expresión que identifica el proyecto por medio del cual la Fundación Nación Sana se propone promover el amor, el respeto, la unidad, el crecimiento y el fortalecimiento de la familia en todos los aspectos que la conforman.
Es preciso, entonces, que empecemos diciendo a qué tipo de familia nos estamos refiriendo. Estamos hablando de la familia diseñada por DIOS, esa que fue creada para ser una experiencia de bendición a todos sus miembros. Por medio de ella, el hombre y la mujer, dos adultos comprometidos en un pacto de amor y lealtad podrían disfrutar el privilegio de tener hijos y de ser padres.
Fue la voluntad de DIOS que desde el principio ambos padres educaran a sus hijos de tal manera, que cuando estos crecieran se apoyaran en los principios y valores aprendidos y fueran capaces de mantener relaciones inter-familiares sanas y funcionales; de esta manera asegurarían la sanidad social de sus comunidades.
Es la familia creada por DIOS el entorno en el que los hijos identifican quiénes son, quién es el prójimo, y cómo éste debe ser tratado. Es en ella que padres e hijos aprenden a amar, a perdonar, a tener misericordia. Es en ese núcleo generador de vida en el que todos asimilan cuán duraderos son los vínculos paternos y fraternos y cómo, por ser dones de DIOS, deben ser protegidos y apreciados.
La escritora Jean-Marie Meyer hizo una observación muy valiosa ante los contradictorios patrones del mundo actual; ella dijo: “…hoy son numerosos los responsables políticos que apelan a la responsabilidad de los padres a fin de que estos, ejerciendo mejor sus derechos y deberes, formen mejores personas que no sean parásitos sociales o individuos desesperados o violentos. Para decirlo de otra manera, las democracias necesitan que las familias proporcionen seres aptos para vivir en democracia.”
Y aunque muchos de los líderes esperan que los padres formen a sus hijos para ser ciudadanos útiles a sus naciones, paradójicamente, muchos gobernantes en diferentes continentes precipitan con sus leyes el debilitamiento de la familia, destruyendo por esa vía los valores que la han identificado y sostenido a través de los siglos; valores por medio de los cuales las naciones son beneficiadas, justamente, por la calidad de sus ciudadanos.
Esas leyes anti-familia se apoyan en una ideología (la Ideología de Género), que se esfuerza, por ejemplo, en negar el derecho a nacer y vivir a los no nacidos (aborto), y en seducir a los ya nacidos (niños y jóvenes), a elegir un estilo de vida que deforma la belleza y dignidad sexual y que los educa, además, para la aceptación de lo antinatural.
Tanto la ideología como la educación son peligrosas porque promueven valores invertidos que insisten en separar:
Es ahora cuando por medio de la propaganda masiva, se lucha para que los niños y jóvenes crean que la libertad no es más que la gratificación egoísta e inmediata del placer sexual. Es ahora cuando “la preferencia del consumidor” decide crear “familias a su gusto” rechazando agresivamente la verdadera familia, la familia diseñada por DIOS.
...las democracias necesitan
que las familias proporcionen
seres aptos para vivir en democracia.
Jean-Marie Meyer
El Decálogo de esta Campaña afirma que la familia, por ser cuna, roca, escuela, red de apoyo, puerto seguro, hospital, templo, escudo… se convierte en un muro poderoso que no deja atravesar los males que una cultura en profunda crisis moral ha decidido imponerle.
La familia Sana enseña a sus hijos desde pequeños, que:
Son estos, y otros principios similares, los que permiten que las naciones sean fuertes, sólidas y estables. Cuando esto ocurre, las familias sanas participan en la construcción de una nación que gana en todas las áreas de la vida nacional.
Es un triángulo cuyas líneas, teniendo la misma longitud en cada lado, simbolizan esa estructura ajustada y bien armada a la que DIOS llamó familia. Este triángulo es un muro que protege a los esposos, padres, abuelos e hijos ante los daños que la amenazan.
Dentro del triángulo, los esposos, tomados de la mano, y teniendo muy cerca a sus hijos, también acogen a la abuela quien representa a una generación que colocó los cimientos de su descendencia.
El triángulo representa la familia cuyas raíces crecen en la verdad que da sentido a su existencia:
La familia sana:
Aunque esta ley es presentada y promovida como un instrumento especializado que persigue educar y proveer grandes “beneficios” a mujeres, niños y adolescentes del siglo XXI, nuestro compromiso con la verdad nos obliga a declarar que esta ley es un peligro real en contra de la estabilidad y sanidad de las familias.
Introduce al país los componentes de la ideología de género promovida por la ONU acerca de los derechos sexuales y reproductivos y la diversidad sexual
La ley libera a los miembros de las iglesias de la disciplina bíblica y les dice que pueden dar rienda suelta a cualquier comportamiento sexual inmoral y que, en caso de que puedan ser disciplinados, la ley los va a proteger.
Todos los centros educativos, públicos y privados, deberán impartir una educación sexual liberal contraria a la tradición y a las Santas Escrituras.
El Estado se convierte en proveedor de preservativos y anticonceptivos para adolescentes y pasa a financiar servicios de cirugía a jóvenes adolescentes que no quieran salir embarazadas. Se elimina el deber de información a los padres prácticamente a petición de la niña o adolescente.
Crea la figura de la violencia gineco-obstétrica, que podría llevar a juicio penal o civil a profesionales de la ginecología, de la obstetricia y enfermeras que, por ejemplo, se nieguen a practicar abortos.
Si llegado este punto, los padres y abuelos se preguntaran: ¿Qué puedo hacer en favor de mis hijos, o de mis nietos?, les sugerimos algunas ideas que les ayudarán en esta tarea. Es urgente iniciar algunas acciones y desarrollar ciertos hábitos con la intención específica de fortalecer la familia.
A continuación les ofrecemos algunas sugerencias dirigidas a lograr esto:
Deben informarse, conocer, asistir a cursos, seminarios y charlas, etc., que enfoquen y/o desenmascaren estos temas.
Deben transmitir a sus hijos, a la familia extendida, a los amigos y conocidos, lo que ya saben en relación con estas cosas.
Deben ayudar a las personas de su círculo más cercano compartiéndoles los datos y las evidencias que tiene acerca de los objetivos de esta ley. Invítelos a su casa para tener reuniones abiertas y edificantes con ellos.
Deben acercarse a sus hijos y asegurarse de qué están oyendo y aprendiendo en el área sexual.
Deben apartar tiempo para compartir temas sexuales que correspondan a sus edades, haciéndolo de la manera correcta.
Deben visitar los centros educativos donde estudian sus hijos para conocer el tipo de educación sexual que les ofrecen.
Deben orar sin desmayar pidiendo a DIOS protección para que el cuerpo, alma, mente, corazón y espíritu de sus hijos sean guardados de los múltiples peligros que les rodean.
Deben fortalecer los principios y valores cristianos en la vida familiar.
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